Música de mil estilos, cine, danza, teatro. En Euskadi, la cultura recorre todos los territorios gracias a varios festivales de primer nivel. Si las estrellas internacionales y los nuevos realizadores tienen cita en el festival Internacional de Cine donostiarra, en Bilbao se reúnen las voces del "del canto" para su temporada de ópera y en Vitoria-Gasteiz los mejores músicos de jazz, que también asoman por Getxo y Donostia-San Sebastián.
Euskadi es, además, monumental. De las pinturas rupestres a las construcciones más vanguardistas, ofrece un interesante patrimonio histórico-artístico. Las piedras románicas de la basílica de Estibalitz, los grandes templos y torres del Gótico, el impresionante barroquismo del santuario de Loiola, los vanguardistas vascos reunidos en Arantzazu o la contemporaneidad de algunos museos como el Guggenheim y el Artium son tan sólo algunos ejemplos de la riqueza artística de nuestra tierra.
La cultura del caserío está detrás de la mayoría de los deportes, fiestas y tradiciones propias del país, que sin perder su esencia se han adecuado a los nuevos tiempos. Los vascos han sido capaces de convertir en competición deportiva y motivo de diversión las actividades propias del campo. El corte de troncos, la siega de prados, el levantamiento de piedras y hasta la habilidad de los pastores para guiar a los rebaños de ovejas con ayuda de sus perros se han institucionalizado como deportes rurales o herri kirolak.
Algunos de esos deportes han traspasado las fronteras de Euskadi y de Europa, como es el caso del juego de la pelota vasca en sus diferentes modalidades. Los herri kirolak no pueden faltar en cualquier feria agrícola, romería o fiesta que se precie, donde descubriremos otras muestras del folklore vasco, tales como las músicas y danzas tradicionales o los bertsolaris, poetas que improvisan versos en euskera, la lengua milenaria de los vascos.
El gusto por comer y beber bien es cultural en Euskadi. Lo podemos apreciar en los mercados, hogares, restaurantes y sociedades gastronómicas. Una tradicional cocina, basada en ingredientes de primera calidad, y una renovadora cocina de autor, que ha saltado más allá de nuestras fronteras, hacen que el visitante pueda elegir entre una amplia oferta que se adapta a todos los paladares.
El euskera es una lengua de origen no conocido, ya que no se le conoce parentesco con las familias de lenguas de Europa, ni con la indoeuropea ni con la urálica. Si bien se desconoce la fecha exacta de su origen, la mayoría de los especialistas coinciden en que posiblemente sea la lengua más antigua del continente europeo. Ha adoptado influencias de otras lenguas, como el celta, latín, romance, gascón, castellano, etc., a las que así mismo ha realizado aportaciones muy interesantes. La historia de la lengua vasca, hasta pleno siglo XX, es la historia de una lengua que va perdiendo progresivamente parte de su territorio de sur a norte, por diferentes factores históricos (políticos y económicos, sobre todo). En la actualidad se conserva en los territorios de Gipuzkoa, Bizkaia, Álava y Navarra, además de los territorios del País Vasco en el Estado francés, como son Lapurdi, Baja Navarra y Zuberoa.
La primera obra literaria escrita data del año 1545, si bien las primeras palabras escritas en euskara aparecen por primera vez en las Glosas Emilianenses del siglo X, escritas en romance castellano. Ello se debe a que la literatura y la tradición popular se han transmitido, sobre todo, de forma oral.
La recuperación del euskera se inicia en el siglo XX, en una primera fase con la creación de la primera ikastola (1914), la fundación de la Real Academia de la Lengua Vasca, Euskaltzaindia (1918), y el posterior movimiento de las ikastolas. También en esta época (1968), es cuando se crean las bases del euskera unificado.
El resurgimiento iniciado en los años 60 se consolida en las décadas de los 80 y 90, cuando el euskera, junto con el castellano, se convierte en una de las dos lenguas oficiales de la Comunidad Autónoma Vasca, y las instituciones públicas vascas comienzan a adoptar políticas de normalización y de fomento de esta lengua, de tal forma que en estos últimos veinte años el euskera ha experimentado una progresiva incorporación de nuevos hablantes, así como una extensión de su implantación a diferentes ámbitos sociales y culturales: educativo, universitario, administrativo, medios de comunicación, etc., configurando una oferta cada vez más amplia.